Texto: Mariana Vega / Fotos: Ignacio Urquiza
Cuando hablamos de fotografía, Ignacio Urquiza es un referente. Su pasión por México y su gastronomía lo ha llevado a recorrer todos sus rincones, capturando lo más profundo de las tradiciones.
“En mi vida todo es cocina”, asegura Ignacio Urquiza, quien heredó de su padre el gusto no solo por la fotografía, sino también por los viajes y la comida mexicana. Cuando la chef Patricia Quintana lo invitó a participar en el libro Taste of Mexico a finales de los 80, encontró el camino que lo llevaría a trabajar con grandes cocineros, convirtiéndose en un ícono de la fotografía gastronómica. Actualmente, presenta México celebra, su último trabajo editorial. ¿Cómo logras capturar el sabor de un platillo en una imagen? Lo primero que quiero es transmitir al espectador lo que estoy viviendo. Cuando algo me llama la atención, busco atrapar su esencia para regalarla a quien verá la foto. Es cosa de maña, de gusto y de cierta habilidad que se va desarrollando. A base de luz, textura y técnica fotográfica, trato de llevar al espectador al punto donde está el antojo. Ése es el chiste: que incluso después de haber comido veas una foto y vuelvas a salivar. Y eso solo está en un punto de la imagen, hay que encontrarlo con la cámara para que la otra persona lo descubra con su ojo.
¿Cuál ha sido tu destino favorito para fotografiar? Me siento muy bien en Yucatán y en general en toda la península. Me gusta la gente, los colores, la alegría, la luz, los días largos, el Sol que quema. Allí todavía se resguarda mucha tradición en la indumentaria. Estas cosas son las que busco retratar antes de que se pierdan. ¿Qué opinas de la fotografía gastronómica en las redes sociales? Pienso que es una tendencia inevitable. Me resulta muy curioso que gran parte del contenido en Instagram sea gastronómico. La gente fotografía lo que se va a comer y lo comparte, es muy divertido. Pero hay que destacarse con fotografía de más calidad. ¿Cuáles serían tus recomendaciones para hacer este tipo de fotografía? La foto cenital está de moda, pero no transmite el antojo deseado. Hay que buscar un ángulo que sea más parecido al que tiene el comensal. Si lo piensas, casi nunca vemos la comida desde arriba, sino a 45 grados. Desde ahí se puede comenzar a transmitir más realismo: plasmando el volumen, la altura, la caída y todo lo que desde arriba no se puede ver.
¿Hay alguna de tus fotografías que sea tu predilecta? Sí, “Callos de lobina estilo Culiacán” que está tomada en un puesto callejero. Me encanta la naturalidad que tiene. Quise mostrar donde se estaba picando el pepino y estaban los limones y la salsa guacamaya. Esa tabla se la compré después al señor y la traje por todo el país viajando conmigo durante muchos años. ¿Cómo fue la experiencia de hacer México Celebra? Fue un año entero de recorrer el país fotografiando festividades en cada estado, región y pueblo. Durante ese tiempo, me encontré con muchísimas celebraciones que francamente no esperaba que estuvieran tan bien conservadas. Pero ahí están, nada más es cosa de salirse de las ciudades e ir en la fecha indicada. México está vivo, lleno de tradición y de cultura milenaria. Lo mejor es que tenemos todo eso a la vuelta de la esquina. Este libro es una invitación a que la gente vaya y conozca nuestra cocina, nuestras danzas, nuestra historia.
¿Qué proyectos nuevos tienes? Ahorita estoy muy metido en cocina mexicana. Está a punto de salir la segunda versión del libro Sabores en la cocina de Mónica Patiño y recién terminamos la producción fotográfica. También quiero sacar un recetario con mis preparaciones favoritas y, por supuesto, seguir dando cursos de estilismo y fotografía de alimentos en mi taller, el Estudio Urquiza. estudiourquiza.com
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